5.02.2012

ACERCA DE LA METAMORFOSIS



          nuestra metamorfosis será indolora o incluso placentera




NADIE SABE LO QUE UNA CASA ESCONDE


Luego hubo gran silencio y la casa levó anclas para la travesía de la noche mientras yo me hundía en el sueño. Isabel (A. Gide)


él.
está como dormido.
bajo el sol.
como podría estar despierto. es lo que tiene la geografía. te debilita hasta una extraña inquietud.
este lugar por ejemplo.
podría conformar un hermoso cuadro. no lo hace.
pero el cuerpo tiene sus necesidades. hay que dárselas con una cierta premura. no vale la ofrenda. es necesaria la acción. 
cuando llegó lo hizo como si lo hiciera a otro lugar. en otro tiempo. a su lado había otros figurantes. la fotografía guarda la memoria. pero todavía es pronto dejemos las cosas como están.
 ahora sube unas escaleras. siente la tensión en sus talones. imagina el brillo de su piel. la blanca huella de sus pantorrillas siluetea el resultado.
éste es el lugar y ésta la luz. es una casa. pegada a otra casa.
y él es un hombre. con su pene recogido como una pequeña coleta.
la cal de la pared se mantiene estable. esto es una buena señal. los materiales no garantizan una buena estructura. pero al menos. no le sientan mal. eso es.
aunque vaya desnudo de la cintura para abajo viste una camisa azul. es un azul extraño a este lugar. muy hermoso.
los pájaros lo saben. ahora dos atraviesan el pasillo. su aparición le sorprende. ha dormido en una casa llena de pájaros. aún son posibles estas cosas. 



4.27.2012

EL HOMBRE DE MASA


Un lejano olor a orina invade el espacio que separa la mata de enebro y el pequeño pozo.
Sólo ese espacio.
 Si en ese tiempo existiera una ciencia para establecer dimensiones distinta a la geometría, el hombre que con las manos ensangrentadas en este momento se reclina para beber agua en mitad de la noche en Pozo Tomate, tendría la posibilidad de no ser considerado un asesino.
En su lugar sería un hombre convencional,
tendría trabajo, esposa, hijos y dejaría desvanecer su vida en la lentitud acerada de la costumbre; pero el  páramo de Poza tiene límites, y el hombre de masa torpe y  blanco se balancea como un boxeador noqueado bajo las estrellas.
- De volver a existir sería caballo o perro - se oye decir a así mismo. A veces.
El hombre de masa en su desgana y vacío lo engulle todo: ganados, almendros, megalitos, ilagas,  ausencias y hasta ciclistas, pero sobre todo niñas.
 Una vez estuvo a punto de devorar entre sus fauces a una recién nacida albina que semidesnuda dormitaba bajo un tilo  frente al Corral del Estanquero. Si no lo hizo fue porque de pronto escuchó un estruendo en el cielo más allá de Fuente Turme.
Dirigió hacia ese lugar la mirada como lo hacen las caras en los sueños.
 El páramo de Poza a veces se vuelve hueco como un corredor de piedra por el que corren voces, entonces se producen roturas en el azul por las que se accede al limbo.
El hombre de masa no recuerda.
Vive en la permanente mutación de los lagartos y los hongos, en la húmeda quietud de ese espacio de mar que no se escurrió páramo abajo después del diluvio y que aún alimenta fuentes y manantiales.
La sal, ya se sabe, se quedó toda bajo el Castellar.
Si al menos pudiera soportar la luz del día intentaría hablar con los pastores o los viajeros que van a Villalta por el viejo camino de los arrieros. Pero el hombre de masa lo engulle todo y lo hace con tanta celeridad y displicencia que apenas le da tiempo a presentarse como a él le gustaría. 

4.25.2012

"EJERCITANDO DISTINTAS POSICIONES ANTE LA LLEGADA DE LA PRIMAVERA EN EL VALLE DE LAS CADERECHAS"




 y entonces,  ¿ves?


Cerdociervo descubrió que en el Valle de las Caderechas había una entrada que conducía directamente hasta La China.  
                    
                                                                 

                ¿DE VERDAD SABES LO QUÉ ESTÁ PASANDO?

LA TUMBA

ser maravilloso

ahora de luz lanzada,
espalda suave me dices
los dedos de los pies retorcidos como raíces.

tengo el cuerpo de una bestia extraña.

así las horas
como la comida
me ofrezco
para ser devorado en comunión.

no hay sol. 





reconozco los aullidos,
el titubeo de los líquidos.

me cuesta adoptar una postura.

entierro la cabeza.
larvas,
semillas,
nuevas posibilidades.

cuando me acerco a los árboles
su quemadura me sobresalta.

primera advertencia:
el desnudo es demasiado arriesgado.

y es bajo la noche
donde la columna ósea del páramo se mueve.

gravita el sexo.

tanta calma es residual,
los líquenes ya lo conocen.

transparencia de los insectos.
ofrezco mi  boca llena de hormigas.

este horno lo recuerda todo,
lo cuida todo,
lo nombra todo.

arrojado.
me tumbo y
espero la tormenta.

ahora ladro;
oficio insensato.
doy mi carne a otras bocas,
cavo un agujero,
orino,
espero una erección,
como al sol.

toda una arqueología de nudos
teje espacios horadados,
cuencas varias veces sacrificadas.

por eso también hay restos de animales,
piedras extrañas.
aves que picotean mis muslos,
anatomías de sueños en el vaivén de las nubes.

ya es la hora en que los animales miran,
y ven.

todo este esfuerzo se condensa en un leve sudor.
la propia serenidad de los colores detenidos antes del rojo
me animan al silencio,
al recogimiento.

no soy una piedra.
no.
para estar más cerca de las estrellas,
para estar más cerca de la muerte.