4.21.2008

VACIO




Burebia 1935
El sol ardía sobre la nieve.
Sus ojos de iban convirtiendo lentamente en ceniza.
Tuvo que atarse a las bestias y dejase llevar.
Encontró el camino a casa.

Londres Marzo de 2007. Tate Gallery.
En la sala dedicada a los constructivistas rusos, se muestran una serie de imágenes pertenecientes a la revista la URSS IN CONSTRUCTION, en una de ellas se mostraba a un explorador al lado de su trineo. Isla de Severnaya.

Seguía la línea de su respiración como un trazo en la nieve.

4.14.2008

UNA LENTITUD ACELERADA

Una vez más me absorve una lentitud acelerada.
Como cuando era niño humedecido bajo el aliento de las bestias,
recogido en el musgo de su sexo.

Todo es posible cuando estás muerto.
Mira.
Es fácil.

4.11.2008

ARBOLVERSO















Forzando el verso
como en una pesadilla.
Las palabras agua
y la lentitud del movimiento.

"Cuando era un niño imaginaba este paisaje recorrido por enormes palabras que nombraban los distintos elementos de esta geografía y de sus lugares más reconocibles: montaña, río, nube, fuente cantera, la tasuguera, el bujo, pino valdelez...
Esta mañana me he puesto a escribir unos versos en pequeños trozos de cartón imaginando una especie de poema móvil que se generara a partir del movimiento. He recogido los trozos y con una delgada cuerda los he colgado de las ramas de un pequeño árbol que crece a la orilla de un camino. Hacía frío y el viento agitaba sus desnudas ramas.
No sé el nombre del árbol, ni la especie a que pertenece, esto de alguna manera me emociona. Me hace sonreir."



4.09.2008

EL PAISAJE DEVORADO 1



Cierro los ojos, los aprieto con fuerza, al abrirlos el paisaje se fija como si fuese de carne. Carne tatuada. Me invade una profunda tristeza, arroyos, cauces, bosques, colinas, árboles y piedras muestran su sumisión, su rostro de animal apaleado. Una y otra vez. Transformado, talado, desecado, esquilmado, talado, arado, sulfatado. Una cirujia ciega y enferma, cercana a la dentellada señala cada uno de los instantes de este paisaje. Cierro los ojos una vez más. El sonido de un motor atraviesa el horizonte. Aprieto con fuerza, mi respiración se acerca al gemido.

- ¿Eres de aquí?-Es una voz a mi lado.

- No. Aquí no es ahora.

Siento la carnalidad violacea del marfil ascenderme por el muslo. Yo también estoy siendo devorado.